domingo, 14 de marzo de 2010

Terminal de Trenes de Bayamo

EL PATIO DEL TREN DE BAYAMO.

Por:      Pastor Hipólito Román Borges.
Grupo: Bayameses en el Mundo, en ( facebook ).




En la foto el patio del tren en Bayamo. Google Earth.
Teclar en la foto para ver ampliación.



Hoy de nuevo me llega a la mente un recuerdo del pasado, El Tren, el tren de Bayamo, o la estación  del tren, vamos a hacer un recorrido por la calle de José Antonio Saco y calle Línea, la del ferrocarril, ( la calle más larga de Bayamo), la estación terminal del tren, la estación de carga, el patio del ferrocarril, el GUEY, como todos le llamaban, hoy sabemos que es WAY, y era donde los trenes hacían su vuelta para regresar a Manzanillo, Camagüey y La Habana, no recuerdo que los trenes de Santiago o Guantánamo dieran la vuelta, pues por lo regular seguían hacia Camagüey o Manzanillo, era el lugar también donde los trenes de pasajeros "enchuchaban", al menos así le decíamos los muchachos de esa época, y el enchuche era solamente dar la vuelta en el tren o dar un paseíto gratis, solo que en ocasiones el tren estaba retrasado y del mismo enchuche salía para Manzanillo de vuelta, entonces los chicos teníamos que lanzarnos del tren o esperar a llegar al entronque del cementerio donde paraba para cambiar de vía y podernos bajar.


Pero retrocedamos un poco, pues este artículo no hubiera sido posible sin el recuerdo del pasado, remontémonos a los años de 1946 o 1947 cuando siendo aun muy niño y sujeto de la mano de mi papá visitaba las instalaciones ferroviarias. Desde ese momento, nace en mí la curiosidad por los trenes y por todo lo relacionado al patio ferroviario, lo escrito aquí son las vivencias de una niñez feliz durante muchos años, esto no ocurrió en un día, pasaron años que dejaron huella en mi mente. Si durante mis juegos en el tren o la calle se producían accidentes o algún vecino daba una queja, también teníamos el reproche y el castigo de nuestros padres. Coger cañas del tren, no era algo correcto, sin embargo que dulce nos sabia ese guarapo que tomábamos de la caña retorcida a escondidas y machacada con una piedra en la línea del tren, sentir el contacto pegajoso del azúcar cuando se secaba en nuestras manos y brazos, esos recuerdos y muchos más son los que hoy hacen posible mi relato.


Desde la estación del ferrocarril se veían los elevados de Bayamo, era por donde el tren pasaba por debajo y los carros por arriba, una obra de la ingeniería moderna, ya que fue concebido para que pasara 3 líneas de trenes por debajo y una carretera de doble carril por arriba para automóviles, con dos aceras para peatones, una a cada lado, estos elevados se construyeron en el año de 1928, (así constaba en una placa de bronce colocada en cada uno de los lados puesta por el Instituto de Cartografía y Catastro de Cuba y que indicaba la altura sobre el nivel del mar) cuando se construyó la carretera central entre 1927 y 1931, por una compañía americana llamada LA WARREN, o Warren Brother Company esta compañía tenia unos molinos de picar piedra a la orilla del río Bayamo, cerca de la Ceiba, el famoso y milenario árbol símbolo de Bayamo, todavía los cimientos de esos molinos quedan en pie a la orilla del río Bayamo y soportando los embates de las crecidas anuales del río, muchos de nosotros, recordamos las escapadas para darnos un chapuzón en el río, otro día les cuento de estas aventuras en el río


Pero, nos hemos apartado de los elevados y del tren; Volvamos a los elevados, por los costados de los elevados había una rampa de piedras calizas, yerbas y tierra, que los muchachos los usábamos para tirarnos en bicicleta hacia un campo de pelota que había en la base de los elevados, (una practica muy riesgosa), al fondo había unas matas, y allí recuerdo como una vez, un español se ahorco en una de las matas y todos los muchachos lo fuimos a ver allí colgando, recuerdo que tenia un traje negro y una boina negra y debajo a los pies una maleta, luego vinieron del juzgado municipal lo bajaron y se lo llevaron, todavía me parece estarlo mirando.


Mas atrás, estaba una casa muy famosa, era una casa de citas o un prostíbulo muy conocido como el bayú de REYNA, pero claro yo entonces estaba muy chico y no se me permitía llegar hasta allí, pero si sé que era un lugar prohibido para mí y precisamente allí es donde estaba nuestra curiosidad.


Ah, se me olvidada; Estábamos hablando de trenes, ¿Acaso ustedes nunca jugaron con chapitas?, Si, chapas de refrescos; Si, de esas que se les hacían dos huequitos y se les pasaba un hilo y se les daba vueltas y vueltas y vueltas y se estiraban y rotaban de un lado a otro a una velocidad tremenda, uno las aplastaba con una piedra, (esas eran nuestras herramientas); Si, con una piedra viva, o una piedra de río hasta que quedara lisita, las machacábamos en la línea del ferrocarril, primero se les quitaba el corcho, ¿o es que no se acuerdan cuando las chapas de refrescos tenían corcho?, Entonces esperábamos a que viniera un tren, mirábamos por cual línea venia, si era de pasajeros venia por la línea central, entonces escupíamos la chapa y la pegábamos a la línea del tren, (había que escupirla para que la vibración del tren no la sacara de la línea, así era la ingeniería de los muchachos); Nos apartábamos un poco y el tren pasaba raudo, veloz, cien toneladas de hierro acero y madera comprimía aquella chapa de refrescos al rail de la línea y la convertían en un arma de pelea, luego le sacábamos filo, ahora me doy cuenta porque tengo tantas cicatrices en los dedos de las manos.


Les dije al principio que veríamos la estación de carga; Si, allí donde llegaban a Bayamo casi todos los productos que se consumían en el pueblo, pues en esa época todavía el transporte de carga por carretera no era muy popular y como Bayamo no tenia puerto de mar casi toda la mercancía venía por el tren, no pensemos en aviones, estamos hablando de trenes, la arquitectura de estas estaciones era idéntica en todos los pueblos, incluso en los pueblos americanos, (recuerden que los ferrocarriles los construyo una compañía americana y todos usaban el mismo patrón de edificaciones), una nave larga con un anden para mover la mercancía entre los vagones y el almacén, este anden tenia un techo hasta los vagones lo que permitía la carga y descarga incluso cuando estaba lloviendo, al lado opuesto también tenia techo para la carga y descarga de los camiones y carretones, en ese lado había tres puertas grandes que permitían el trabajo, si la carga completa en un vagón era para un solo cliente, el camión podía cargar directamente en las puertas del vagón, él anden era de concreto, sobre este anden hacíamos las competencias de carreras de patines, todavía quedan marcas y cicatrices en mi cuerpo producto de las caídas y choques.


También tenia una rampa de madera que los chicos usábamos para impulsar nuestras bicicletas que llegaban hasta la zanja de desagües que protegían las instalaciones ferroviarias, (había dos zanjas de desagües que corrían paralelas a las líneas del ferrocarril, una a cada lado de las líneas); A este lugar se le llamaba LA PLAZOLETA, allí también estaba el campito donde se jugaba pelota, en realidad había varios campos de pelota en Bayamo, 3 campos de pelota estaban en las instalaciones ferroviarias, el más importante era LA LECHERA que estaba frente a la estación principal, también crecía la malva peluda, una planta que servia de comestible a las chivas que se criaban en algunas casas y que producían la leche para el consumo o la venta, al lado de esa zanja, había cuevas de arañas peludas y negras y muy pacientemente nosotros, los chicos, nos ocupábamos de que salieran llenándoles de agua las cuevas, el agua la sacábamos de la zanja, luego que las teníamos afuera las cogíamos con güines de malva para que no nos picaran y estos eran nuestros gallos de pelea, eso formaba parte de nuestras actividades diarias, la zanja estaba llena de renacuajos y de guayacones, los renacuajos se convertían en ranas que luego se comían a los guayacones para así mantener el ecosistema, al menos así lo comprendemos ahora.


¿Les hable del campito?, Verdad, ¿Y de los güines de malva?, Bueno, aparte de sacar arañas de las cuevas, los güines de malva los usábamos para hacer cometas, también se hacían de güines de la penca de la mata de coco; ¿Ustedes no hacían cometas?, ¿Las compraban verdad?, No, lo emocionante era hacerlas y que volaran, que no se fueran de capoteo, precisamente en aquel campito era donde volábamos las cometas, echándoles hilo, dándoles cordel, viendo como se elevaban en el cielo, a lo alto, poniéndoles cuchillas para cortar al contrincante y ver como su cometa caía despedazada a lo lejos, nos subíamos arriba de los carros del ferrocarril para tener mas altura; Y de allí también se caían los chicos. O, prefieren que sigamos con los trenes.


En el campito también jugábamos a los retranqueros, a la cambuca, al boxeo, a los gallos de peleas, (recogíamos los gallos casi muertos de las peleas del Club Gallístico Bayamo, los revivíamos y los poníamos a pelíar de nuevo), a las carreras, a los indios, a los trompos, al yoyo, a la bolita, al tiro al blanco, se montaba bicicleta, recogíamos los huevos de las gallinas que estaban en el campito, (aunque no fueran de nosotros) nos fajábamos a las trompadas, o con piedras, o simplemente rompiendo botellas, (algunas botellas, pues la mayoría se cambiaban en la tienda LA MEXICANA o EL KIOSKO DEL RUBIO por dulces, caballitos, un prú o chucherías); El campito era el complejo deportivo del barrio. Para ir al campito, los muchachos que vivíamos del lado acá de la calle Santa Lucia, teníamos que atravesar por el frente de las salas de billar y por la dulcería de PARE VEGA, de todo esto, luego les voy a contar luego, ahora, volvamos a los trenes.


Lo más emocionante para los chicos era que estacionaran un cabú (CABOOSE) en la línea; El cabú era por lo regular un vagón pintado de amarillo con una escotilla arriba del techo, este vagón era puesto al final de cada convoy de trenes de carga y era la vivienda de los retranqueros, el vagón tenia camas, literas, cocina, faroles de señales, una salita para sentarse, servicio sanitario, en fin tenia todas las comodidades de una casa y si nos lo dejaban abierto allí era donde formábamos la fiesta los chicos, lo mas emocionante era subirse a la escotilla y desde allí contemplar el paisaje, ver, EL PATIO DEL FERROCARRIL.


Pero dejemos ya el cabú y trataremos de abrir un carro de carga, por supuesto vacío sin el sello; El sello era una chapita de metal larga y fina que se ponía en cada vagón en la puerta mientras estaba lleno o tenia mercancías, En esa chapita se estampaba el nombre de la estación de ferrocarril y la fecha, este sello servia de guía para ubicar los carros de mercancía por supuesto cada carro también tenia su número consecutivo, si se rompía un sello, se estaba cometiendo un delito, cosa que todos los muchachos respetábamos, pues el ferrocarril era nuestro lugar de juegos, nuestro lugar de entretenimientos y no permitíamos que nos lo dañaran, cuando entrábamos en un vagón vacío, teníamos un mundo por delante, pues en el suelo del vagón quedaban miles de semillas de frijoles de arroz o maíz que nosotros recogíamos para sembrar y hacer los experimentos de la escuela, ¿Acaso ustedes no sembraban una semillita en un pomo de cristal con un algodón húmedo para ver crecer las raíces y el tallo?, ¿No lo recuerdan?, Era una tarea de la escuela, Yo si lo recuerdo todavía, es por eso que les estoy escribiendo estas líneas.


Mientras escribo estas líneas, viene a mi mente la locomotora del tren, una mole negra como la noche y caliente como el infierno, con 6 pares de ruedas, que eran movidas por dos pares de émbolos impulsados por la fuerza hidráulica en sentido opuesto, cuando entraba uno salía el otro, vomitando fuego y vapor, si estaba lloviendo también echaba arena sobre la línea para que sus ruedas no resbalaran y si cogía una curva, producía un chirrido ensordecedor seguido de un fuerte olor a hierro quemado, la luz del frente se podía ver a kilómetros de distancia, aun de día, pues siempre estaba encendida. Todavía recuerdo el ferrocarril.


¿Les gusta la miel de purga?, Con la miel de purga sé hacia melcocha y aquellos caramelitos que daban de contra o de ñapa en las tiendas, ¿eso si lo recuerdan?, Bien, el que repartía o vendía a las tiendas esos caramelos era una persona muy popular en Bayamo, su nombre, MARIO COMA, uno de los pocos afeminados conocidos en Bayamo, ¿pero de que estoy hablando?, Si estábamos en los carros tanques del ferrocarril, Si, ya recuerdo, los carros tanque que transportaban la miel de purga para las fabricas de ron o de pienso; Bueno, cuando esos carros venían vacíos, para nosotros, estaban llenos, repletos de miel de purga y con solo destapar la válvula de abajo le sacábamos la cantidad de miel que queríamos para nuestro cocinado diario, después de llenar uno o dos galones de miel de purga poníamos un poco en una olla y la poníamos a fuego en una hornilla o anafre de carbón o leña, (todavía no se conocían los fogones de gas ni electricidad en nuestro vecindario), cuando ésta miel ligada con un poco de agua comenzaba a hervir, atraía un enjambre de abejas de las colmenas del patio de JUAN FRANCISCO ARJONA y entre picadas de abeja y quemaduras en los dedos se terminaba nuestro juego en el patio de la casa.


¿Pero no estábamos en el patio del ferrocarril?, ¿Algunos de ustedes cogió caña?, Si de LA CAÑERA, así le llamaban a los trenes de cargar la caña de azúcar y que en época de zafra pasaban varias veces al día por las líneas de Bayamo posiblemente rumbo al central MABAY, al grito de, YA VIENE LA CAÑERAAAAAA, todos los muchachos del barrio, corrían a la orilla de las líneas del ferrocarril para jalarle algunas cañas al tren, algunos mas osados, (no yo), se subían arriba de los vagones que le decían jaulas y con el tren en movimiento tiraban cañas para el suelo para que los demás pudieran cogerlas, mas de un chico en mi pueblo perdió las piernas en estas aventuras, mejor dejamos el tema de las cañas.


Correr arriba de los vagones del tren (parados por supuesto) con palos y piedras, imitando a los vaqueros de las películas del oeste americano era una practica muy conocida entre los muchachos de mi barrio, digo los de mi barrio, (pues nosotros vivíamos a 4 cuadras de las líneas del tren), ya que no pretendo generalizar a todos los chicos de Bayamo que no conocían estas practicas en el patio del tren, esta, era una aventura que comúnmente practicaban los muchachos de los barrios cercanos al patio ferroviario.


Los vagones de cargar ganado, este era otro punto de interés de mi época, nos parábamos en la orilla de la línea y veíamos como los hombres armados con garrochas eléctricas acomodaban las reces que se fajaban por obtener un mejor lugar en el largo camino hacia el matadero. Cuando los trenes enganchaban, producían un sonido que se repetía como un eco y uno escuchaba el sonido tantas veces como carros llevaba el tren. También veíamos como muchos trabajadores del ferrocarril revisaban los ejes de los carros engrasando las copillas o revisando los frenos, viene a mi memoria, MANUEL PAVON, que precisamente hacia este trabajo.


En el patio del tren había de todo, carros plataformas para transportar autos, maderas, hierro viejo, huesos, pero si esta claro, allí, frente al campito estaba la huesera o el lugar donde compraban huesos, (dicen que para hacer botones de hueso), también estaba el lugar donde compraban hierro viejo, y otros metales, bronce, cobre, aluminio, plomo, también estaban los aserrios y de nuevo el campito donde se jugaba pelota, algo que nos llamaba la atención era el tanque de agua donde se abastecían las locomotoras de vapor y la carbonera donde se surtían de carbón de piedra los tandem de las locomotoras, las locomotoras de vapor era algo impresionante, una mole de hierro negro, con varias ruedas para soportar el peso de la caldera donde ardía un fuego eterno que nunca se apagaba, Solo cuando entraba en reparaciones la caldera se enfriaba, la cabina con capacidad para dos fogoneros y dos maquinistas que estaban atentos a las lecturas de los relojes que marcaban presión, vapor, temperatura, velocidad y con la vista fija en la distancia pidiendo vía libre, o atento a las señales del retranquero, o al primer silbato del conductor (no había radios, ni teléfonos celulares, solo el telégrafo y señales de mano o de un farol por la noche), el sonido del silbato de un tren de vapor era inconfundible, a kilómetros de distancia se podía escuchar y cuando estaba cerca se podía sentir el sonido de la candela y el temblor de la marcha de la locomotora por la línea.


Pero se me olvidaba algo; Los trenes del circo, de cualquier circo, no importa el nombre, RASORE, SANTOS Y ARTIGAS, PUBILLONES, GABY FOFO Y MILIKE y muchos mas, todos llegaban en tren, con grandes anuncios en el costado del tren, con muchos colores, todos llegaban de madrugada, solo estaban un día, o una semana, armaban, daban la función, recogían y se marchaban, y llegaba otro, y otro mas, pero para los chicos era importante la temporada de circos, había algo de magia, había alegrías, trabajo, diversión, curiosidad, se podía uno codear con un artista famoso o con un simple payaso, y cuando menos con un cabo lucio, así le decían a los cuidadores y armadores del circo, los chicos quedaban maravillados viendo levantar la carpa del circo, viendo como un puñado de hombres jalaban una soga al compás de un canto ritualistico y la lona de la carpa subía, subía y subía, hasta llegar al tope del palo mayor, la emoción estaba precisamente en colarse adentro del circo sin pagar, o conseguir una entrada de cortesía llevándoles un poco de agua, AGUA, AGUA, AGUA, precisamente esto era lo que más necesitaban los artistas del circo, agua para beber, agua para cocinar, agua para bañarse, y el agua la pagaban a un buen precio, por lo regular regalando algunas entradas para la función de la noche, cuando estuve de visita en las Vegas, fui a ver el CIRQUE DU SOLEIL y me impresiono mas que nada la cantidad de millones de galones de agua que había para dar la función en un circo, ¿circo del sol?, Ese no estuvo en Bayamo.


Se recuerdan de la casita de madera que estaba en el centro del GUEY, allí vivía Evin, una muchacha muy bonita que trabajaba en la librería MINERVA, donde yo era mensajero con un sueldo de 25 centavos americanos por semana, (luego les cuento esta historia), A MINERVA PRIMERO, AL COLEGIO DESPUES, así rezaba el anuncio de esta librería, propiedad de Gomar, Vidaud y compañía, la compañía era la sociedad con mi papá en la IMPRENTA MINERVA, si yo soy hijo de José Joaquín Román Rivero y Ana Gloria Borges, pero estamos hablando de trenes.


Al lado de la casa de Evín, estaba la casa de las cigüeñas, un almacén con una entrada de línea para guardar las cigüeñas y las chispas, las cigüeñas y chispas, eran carritos donde se trasladaban los trabajadores de mantenimiento de las vías férreas o el telégrafo del ferrocarril, las chispas tenían un motor de mequembreque o de magneto y esto era origen de su nombre, por su poco peso, 4 hombres podían sacarla fácilmente de las vías y volverlas a poner en ellas para que pasara el tren, también las había sin motor y dos hombres las hacían caminar ejerciendo movimientos de sube y baja en un eje, como el de una maquina de coser Singer, ¿Las recuerdan?


A un costado de la casa de las cigüeñas, había tres plantas eléctricas de la marca General Electric para suministrar electricidad a Bayamo, estas tres plantas funcionaban en forma alterna en turnos de 8 horas cada una, o cuando había mucha demanda podían trabajar dos, o las tres juntas, Bayamo dependía de la corriente que suministraba la planta de Santiago de Cuba o el Sistema Eléctrico Nacional, por eso estas plantas eran de emergencias, cuando se producía un apagón, demoraba 20 minutos para que se restableciera la luz por medio de estas plantas, el ruido de sus motores era escuchado fácilmente desde mi casa y así yo calculaba cuando tendríamos luz de nuevo.


Del lado allá de las líneas, había pocas edificaciones, pero si recuerdo que había muchos jardines, que día a día, entregaban al mercado rosas bellas para el consumo local y nacional, estas flores si tenían un trato especial, su viaje a La Habana era en avión y solo demoraba un poco mas de 2 horas y media.


Desde la calle Zenea hasta la línea del ferrocarril todos esos terrenos eran propiedad de la Compañía de Ferrocarriles Consolidados de Cuba, luego estos terrenos se fragmentaron en parcelas que fueron vendidos a particulares, yo tuve la suerte de que mi familia comprara uno de esos terrenos y allí precisamente era donde ponían los famosos caballitos de PAIPA y los caballitos de VENTURA, los caballitos eran unos carruseles que daban vueltas al ritmo de un órgano de manivela y a su alrededor había también tiovivos, tibiritabaras, platos giratorios, sillitas voladoras, tiro al blanco, venta de golosinas, algodón de azúcar, en fin era una pequeña feria, lo bueno de esto es que a mi, me daban ticket gratis para montar en los aparatos, pero siempre interrumpidos por el sonido del tren.


Cuando llegaba la Feria Mexicana también se ponían en los terrenos del ferrocarril, estas ferias eran muy grandes. Parques de diversiones con todos los atractivos de una gran feria que atraía al publico por medio de reflectores que iluminaban la noche de Bayamo, allí podíamos ver el GLOBO DE LA MUERTE que era un globo de metal con dos motocicletas o más adentro, impresionante el acto, por lo regular el atractivo principal consistía cuando una bella mujer se lanzaba desde una considerable altura a un tanque de agua, este acto se realizaba a las 12 de la noche, la entrada a la feria costaba 10 centavos


El tren de pasajeros de La Habana salía a la 13.10 (los trenes en Cuba tenían horario de 24 horas), 1.10 p.m. todos los días, exactamente a esa hora el tren estaba en movimiento, un resoplido de vapor, emanaba de las entrañas del negro caballo de hierro cuando jalaba de los 8 o 10 vagones que conformaban el convoy, locomotora, tandem de carbón, coche de lecheras, coche correo y expreso, coche de equipajes, 4 coches de pasajeros, coche comedor y coche de literas, le llamaban el tren lechero, pues era el encargado de recoger o repartir las lecheras de leche en los apeaderos que estaban en el camino hacia Camagüey, este tren conectaba en la estación de Martí, con la línea Central, pero llegaba hasta la ciudad de Camagüey donde sé hacia la conexión o trasbordo con el tren central que venia de Santiago de Cuba, De La Habana salía el tren a las 10 de la noche de la estación central y llegaba a Bayamo sobre las 5 de la tarde del día siguiente.


¿Se recuerdan como era la estación del tren?, Primeramente había un cuarto como de 5 metros por 5 metros con una puerta y sin ventanas separado de la edificación principal, a tres metros de distancia estaba primeramente la oficina del expreso, allí había un amplio mostrador de madera dura donde se recibían o despachaban paquetes o documentos de extrema urgencia, siguiendo por la calle estaba la sala de espera, un salón sin paredes con bancos de hierro y madera, frente por frente a la calle Saco, la única calle derecha y amplia que había en Bayamo, al frente también estaba la piquera de los coches, a la mano izquierda de aquel salón estaba la ventanilla de vender los boletos, yo todavía tengo en mi mente el sonido seco del cuño que le estampaba la fecha y hora al boleto de cartulina, los boletos se comenzaban a vender media hora antes de la salida del tren y la ventanilla se cerraba 2 minutos antes de la salida del tren, arriba de la ventanilla un reloj marcaba las 24 horas del día, si un viajero no compraba el boleto en la ventanilla tenia que pagarlo al conductor dentro del tren con un recargo de 5 a 10 centavos, entrando por la calle Saco a la mano derecha, estaba el bar o buffet restaurante, un amplio salón con mesas de madera dura y sillas mas duras aun, al fondo un mostrador y un largo refrigerador de madera siempre servido por ágiles empleados y bajo la mirada atenta de CLEMENTE LIMERES, su dueño, si seguimos por la calle de la línea vemos el ventanal del bar y más atrás la puerta para camiones de la oficina de correos, según parece el correo usaba el tren para el transporte de la correspondencia y allí su oficina de embarques, al final del edificio otro cuarto cerrado de 5 por 5 metros separado de la edificación principal y matas de álamo, él anden tenia un largo aproximado al que tendrían 12 Vagones de ferrocarril, sobre él anden había carromatos de carga de expreso con ruedas de metal y madera, los que también se usaban para la carga del equipaje y las lecheras, por el lado de los andenes estaba la puerta de la oficina de correos, le seguían las ventanas del bar, nuevamente el salón de espera, y lo más importante para mí, la oficina del telegrafista, allí detrás de una ventana de rejas, un hombre con gorra y chaleco marrón, marcaba los puntos y rayas en clave Morse para enviar y recibir los mensajes que llevaría al tren de pasajeros en un itinerario seguro y a tiempo, cuando se dispone de una sola línea de ida y regreso no puede haber fallos, ni retrasos, pues esto daría paso a accidentes en las líneas del tren, así, es El Tren de mi Bayamo querido, así lo recuerdo, puntual, a tiempo.


Sobre el primer carro de pasajeros se situaba el conductor con un pito o silbato, un hombre impecablemente vestido con gorra, un traje gris y bolsillos al frente, en uno de sus bolsillos una cadena de leontina y un reloj de bolsillo, lo sacaba 2 minutos antes de salir el tren y lo miraba, daba el primer silbatazo y lo miraba el maquinista del tren sentado al lado izquierdo, el retranquero ya estaba situado en el ultimo vagón, volvía a mirar el reloj y faltando un minuto daba dos silbatazos mas, exactamente a las 13:09:57 comenzaba a dar los últimos tres silbatazos y el tren comenzaba su lenta marcha por la líneas; Así comenzaba un largo viaje que terminaría al otro día a las 9 de la mañana en la Estación Terminal de La Habana


Volvamos al anden, él anden era una plataforma de concreto que se extendía desde la calle Parada hasta casi el cruce de la Entrada de Holguín, o calle Figueredo paralelo a vía central del tren, aproximadamente tenia 3 metros de ancho fuera de lo que era la estación terminal de pasajeros y como 6 metros de ancho en lo que era la edificación principal, o sea desde la oficina del expreso, hasta la oficina de correos, los carros de cargar las lecheras, el equipaje y el correo ocupaban parte de la plataforma, lo demás era invadido a la hora de salir o llegar el tren por un enjambre de vendedores ambulantes, rosquitas, mata hambre, suspiros, rosca blanda, dulce cocos, empanadas de carne o de guayaba, empanadillas de maíz, dulces de leche, croquetas, emparedados de macho, (cerdo), rana toros, pasteles, yemitas, los familiares de los pasajeros que embarcaban o llegaban, (por lo regular venia la familia entera para despedir a un familiar, y muchos mas para recibir al que venia y ver si le traían algún recuerdo de regalo), y por supuesto, también estaba yo, para poderle traer estos recuerdos en este día.


Es la misma estación donde vemos bajar las cajas de pescado que vienen de Manzanillo en la mañana, pero con mas movimiento, sale el tren de la mañana. Un Gas Car mas tarde, déjenme explicarles que un Gas Car, es un coche de un solo carro, el que yo recuerdo era pintado de azul, los asientos eran de pajilla, un entretejido de fibras naturales de muy buena calidad, ventanas amplias y con capacidad para llevar 60 pasajeros sentados, este coche tenia poca estabilidad, pero un poco mas de velocidad, también le decían coche motor. Él trafico más grande de pasajeros era entre Bayamo, y Manzanillo, pues no existía carretera asfaltada entre estas dos ciudades y el viaje demoraba mas de 6 horas por carretera, sin embargo por tren solo demoraba una hora 20 minutos, el tren que llegaba a Bayamo procedente de La Habana a las 5 de la tarde continuaba viaje para Manzanillo, regresando a Bayamo sobre las 10 de la noche, en la mañana temprano hacia otro viaje a Manzanillo y desde allí salía a las 11.30 de la mañana con destino final La Habana, convirtiéndose en Bayamo en el tren de las 13.10 hacia Camagüey y La Habana, otros trenes salían de Santiago de Cuba hacia Manzanillo o Camagüey con paradas en Bayamo donde recogían y dejaban pasajeros.


Pero ya hemos crecido un poco, ya vemos como las locomotoras diesel han desplazado a las locomotoras de vapor y en la línea del centro están lavando y acondicionando un nuevo coche lleno de acero níquel en su exterior EL BUDD que saldrá a las 09.06 de la mañana para La Habana en un rápido y cómodo viaje de 12 horas solamente, aire acondicionado, ventanas panorámicas, servicio de buffet en el viaje, venta de artículos, en fin el tren ha evolucionado, ha progresado, ya no hay carretones con ruedas de madera y acero tirados por caballos esperando mercancías, o estos están siendo desplazados por camionetas y camiones mas rápidos, los coches que tantos recuerdos han traído a Bayamo son sustituidos por autos lujosos, y de nuevo el tren de las 13.10 sin variar su itinerario, Religioso, firme, sonando un silbato ronco, metálico, y arrancando más veloz que antes, con una locomotora nueva, brillante.


Llega la noche y volvemos a la estación del tren, se acerca la hora, el FIAT llegara a tiempo, tiene que llegar a las 20.14 y salir a las 20.23, día a día, he observado con que exactitud este tren llega a Bayamo, viene de Guantánamo por la línea de San Luis, ha recorrido mas de 200 kilómetros en dos horas y 14 minutos y exactamente a las 8 y 14 minutos de la noche el tren se detiene en la estación de Bayamo, carga pasajeros, correo y equipajes recoge la guía del telegrafista y en 9 minutos el coche FIAT sale hacia La Habana.


No conozco nada de trenes, nunca he trabajado en una estación de ferrocarriles, pero la atracción que siempre he sentido por los trenes fue muy grande, gracias a ello, hoy he podido comenzar este trabajo, para mi lo más maravilloso fue la exactitud con que se desplazaban en una época en que no había medios de comunicaciones móviles, es allí donde los recuerdos de mi niñez todavía perduran en mi mente sin encontrar una explicación a tan maravilloso momento cuando esperaba solo, por ver llegar, el Tren de las 20.14, Guantánamo, Bayamo, La Habana



Pastor Hipólito Román Borges
romanpastor@hotmail.com
Hipólito 09-03-02-45-45-2005



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1 comentario:

Elena dijo...

Esto es parte de la vida, las construcciones que se tejen con hilos de memoria.
Saludos
Elena