Foto: Luis Carlos Palacio Leyva. Bayamo. Cuba.
María Luisa Milanés
Jam noli tardare
Ven hacia mí, no tardes, dulce dueña
de la región bendita con que sueña
el cansancio profundo que me abruma.
Fuerzas no tengo ya para llamarte.
Ven hacia mí; cansada de esperarte,
¡oye la voz de mi impaciencia suma!
¿Qué esperas ya? me impulsas a buscarte
en el silencio eterno que te envidio
y a cada rato vienen a anunciarte
las mariposas negras del suicidio!
No tardes más, no venga un nuevo ensueño
a turbar nuestro amor y nuestra unión,
quiero que duerma su tranquilo sueño,
sin despertar, el pobre corazón...
Sub lumen
No tengo ni siquiera cansancio que me embriague,
no tengo ya deseos en que mi mente vague.
Yace tranquila y muda mi férrea voluntad.
Callé todas las voces, ahogué todos los cantos,
Encadenando ensueños y olvidando quebrantos,
y edifiqué en las ruinas la erguida realidad.
Y ahora pulso de nuevo la pentacorde lira.
De mis sentidos fuertes y alertas, mi razón,
como el phenix, renace por la renunciación
que en fuego y en crisoles fundió mi corazón.
Tropecé lo fatal,
crucé por sobre el medio de la angustia y la muerte,
y de una vida esquiva, lejana, sola y fuerte,
me encuentro en el umbral!
Vía crucis
Tus dulces ojos de llorar cansados;
tu boca, que ha olvidado la sonrisa;
tu corazón, que lleva la divisa
del que murió en Salem crucificado;
tu cabeza, que el golpe de la pena
trocó, de ala de cuervo, en nieve pura;
tus manos blancas; tu mirada oscura;
tu voz de llantos, de sollozos llena,
todo me dice a una
que andar no puedes más. Ven, llegaremos;
apóyate en mis hombros, que aún altivas
verán nuestras siluetas por la Vía;
nos falta poco ya, descansaremos
a la sombra del Roble, madre mía!
....
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